Mis héroes los tengo cerca de casa. No son extraños que guardan sus temores en la apariencia. Tienen miedo y ahí están. Firmes. Fuertes. Me dan sentido a las vueltas y portazos de la vida.
¡Cuánta gente pasa por nuestro lado y no nos damos ni cuenta! Son héroes. Se levantan temprano, trabajan por los suyos, sonríen, lloran, son. Confían. No han hecho nada extraordinario, tal vez. Sí, sí. Lo ordinario es extraordinario. Las cosas pequeñas conforman lo importante. Ahora mis héroes luchan por cada amanecer, por cada paso que anuncia un nuevo descanso. Ahora cada vuelo es el propicio. Cada avance es una nueva victoria. Por eso son mis héroes. Combaten y se enfrentan cada mañana a la tormenta imperfecta. Más fuertes.
Siempre confían.
(Monumento que honra la memoria de los héroes del Orzán, A Coruña)